martes, 10 de marzo de 2015

Una leyenda: el cocido en Peña Pintada

El domingo la Librería Fuenfría recibió la visita, siempre resplandeciente, de Azahara y Javichu.

Se llevaron el libro del tarambana, que viene con una faja roja.

El tarambana se pregunta por qué lo llaman faja, cuando a él le parece más bien una liga, como procuró demostrar quitándosela a la novela y poniéndosela a Azahara:



Al tarambana le parece mucho mejor que sus libros lleven ligas en lugar de faja; eso le da a cualquier novela un aspecto más travieso y seductor. La faja, para las novelas de académicos, como Javier Marías o Pérez-Reverte, obras más encorsetadas, almidonadas, severas y contundentes, hasta el punto de que se podría decir de algunas de ellas que se trata de literatura con refajos, enaguas, corpiños y ciclatones.

Total, que al cerrar la librería se fueron todos a Peña Pintada, donde les esperaba un cocido homérico, tras las cañas en la barra.

Pedro, Eduardo y Séamus, aperitivando

Vino a vino, el librero se vuelve elíptico, se desdibuja, se convierte en un jirón de niebla y acaba empañando los cristales:

Eduardo, ¿el tarambana?, Ricardo y Violeta


Sólo adquiere espesor y recupera su cuerpo cuando le hacen carantoñas aunque no se las merezca:

Javichu, Violeta y el tarambana

Cuando escribe, con ese meñique que siempre dobla con una innecesaria delicadeza, el tarambana necesita la misma concentración que un niño cuando juega, semejante gravedad, como si el universo pendiera de un hilo.


Luego dio comienzo el benemérito y sublime COCIDO en PEÑA PINTADA, algo que nadie en su sana juicio querría perderse:

Toda una leyenda: el cocido de Peña Pintada

1 comentario:

  1. Una casualidad me ha traído hasta aquí; no me queda más remedio que aprovecharla para saludarte, Rafael, tarambana, jaja. Me alegran mucho estas coincidencias: Un abrazo.

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