viernes, 27 de junio de 2014

Almudena Grandes hablando en catalán

En 2014


Diez años separan estas dos fotos, pero el cariño es el mismo. Diez años y ningún desengaño.


En 2004


Es muy difícil ver a Almudena Grandes y no abrazarla. Tanta es la alegría que da su sonrisa.

El jueves pasado vino a Peña Pintada a charlar sobre su último episodio nacional, Las tres bodas de Manolita.

Comimos una paella que a Sousa le salíó de aplauso, no faltó el vino, y con los licores, por hacer deporte y cultura, subimos al legendario Mirador Joan Salvat Papasseit, en homenaje al poeta que vino a orear sus bacilos de Koch en esta saludable sierra.

En el mirador Joan Salvat Papasseit

De izquierda a derecha: Pedro Sáez, el librero tarambana, Azucena Rodríguez, Juan Cerezo, Violeta Fernández y Almudena Grandes.

Falta Ricardo Gómez, que hizo todas las fotos.

Recitamos, mirando hacia la Fuenfría, el Mester d'amor del poeta catalán a cuatro voces, tan desafinadas como entusiastas. 

Empezó Azucena en un catalán tan dulce que casi parecía valenciano:

Si en saps el pler no estalviïs el bes
que el goig d'amar no comporta mesura.
Deixa't besar, i tu besa després
que és sempre als llavis que l'amor perdura.

Luego los libreros tarambanas lo tradujeron a un castellano facineroso y paladino:

Si conoces el placer no ahorres en besos
que el goce de amar no conoce mesura.
Déjate besar y besa tú después
que siempre es en los labios donde el amor perdura.

Le tocaba a Pedro, que consiguió lo nunca visto: que el catalán sonara como una lengua medio eslava, aunque él afirmaba que se había limitado a poner un inquietante acento checo:


No besis, no, com l'esclau i el creient,
mes com vianant a la font regalada.
Deixa't besar -sacrifici fervent-
com més roent més fidel la besada.


Aquí los tarambanas traductores traidores trastocaron algún adjetivo y se trastabillaron con algún sustantivo, además de tomarse la libertad de convertir la "font regalada" en la vecina y generosa Fuenfría:

No beses, no, como el esclavo y el creyente,
sino como quien sube a pie Fuenfría.
Déjate besar -sacrificio ferviente-
cuento más encendido más fiel el beso.

Le tocó por fin a Almudena, que (en la intimidad) habla un catalán castizo, muy de los bares de Antón Martín, pero musical y con algún ramalazo de Chamberí.

¿Què hauries fet si mories abans
sense altre fruit que l'oreig en ta galta?
Deixa't besar, i en el pit, a les mans,
amant o amada -la copa ben alta.

Quieras que no, los tarambanas se emocionaron con este carpe diem, tan parecido a la alegría de Inés y Manolita, los personajes de Almudena, y  tan parecido también a ese deber diario de la alegría del que hablaba Kafka:

¿Qué habrías hecho si te mueres antes,
sin más roce que el del aire en tu cara?
Déjate besar, y en el pecho, en las manos,
amante o amada, la copa bien alta. 

Acabó Juan  en su excelente catalán de Barcelona, que nos permitió disfrutar de toda la musicalidad y la belleza del poema:

Quan besis, beu, curi el veire el temor:
besa en el coll, la més bella contrada.
Deixa't besar
i si et quedava enyor
besa de nou, que la vida és comptada.

Que los tarambanas traicionaron, a la vista de un "veire" donde sólo conocían un "got" (echando mano de sus más que dudosos conocimientos de occitano y de catalán medieval) como:

Cuando beses, bebe, cure el vaso el temor:
besa en el cuello, la región más hermosa.
Déjate besar
y si te queda nostalgia
besa otra vez, que la vida es corta.

Así que, afónicos y felices, sedientos y desgañitados, decidimos obedecer al poeta y seguir bebiendo y besándonos.

Además de compartir, durante unos años, el colegio de las hijas, Almudena y el tarambana comparten desde hace unos años la amistad de su editor, Juan Cerezo, con quien da gusto trabajar y pasar los ratos.

El tarambana, Almudena Grandes y Juan Cerezo
Así que bien a gusto bebimos hasta que llegó la hora de la tertulia.

El tarambana, con tantos besos o tanto vino o tantos ambos, sesteó un poco, dicen que por lo menos pasó dormido una de las tres bodas de Manolita.

Si es que no fueron dos.

Luego se despertó y todo siguió donde lo habían dejado: con los vasos y los besos.

Un día inolvidable, gracias a la generosidad de Almudena Grandes, Azucena Rodríguez y Juan Cerezo.


La tertulia de Peña Pintada, toda una leyenda del Guadarrama